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breve historia del mobiliario urbano

El Diccionario de geografía urbana, urbanismo y ordenación del territorio define al mobiliario urbano así: “aquellos objetos de diversa índole, morfología y funcionalidad que se distribuyen en los espacios públicos”. El término fue acuñado en la década de 1970, para referirse a los aparatos instalados en espacios públicos, que cumplen un servicio para la comunidad. 

Ya conoces los ejemplos principales: luminarias, semáforos, señalética, paradas de camión, basureros, bancas, piso, bolardos o casetas telefónicas. También están los ciclopuertos, parquímetros y las estaciones para vehículos eléctricos. 

Lo vemos todos los días, pero no siempre sabemos lo que es, o de dónde viene. Sin embargo, influencia nuestra relación con los espacios públicos, y enriquecen la vida de ciudad. Por eso, hoy queremos compartirte una breve historia del mobiliario urbano. Aquí está su origen, evolución e importancia para crear ciudades seguras, versátiles y funcionales: 

En la ciudad antigua

La vida en comunidad se desarrolló gracias a la agricultura y el manejo del agua. Así nacieron las primeras ciudades, alrededor del año 3,000 a.c. Pronto, las grandes civilizaciones tuvieron que regular y mejorar el uso de sus espacios públicos con diversos aditamentos. Por ejemplo: 

  • Señalética. Los romanos idearon un sistema de nomenclatura para sus calles. Tomaron el nombre de una gran casa, fuente o fecha importante para nombrar cada camino con baldosas de cerámica. 

Este sistema mejoró durante la época Feudal, cuando las casas eran blanqueadas con cal y varios establecimientos colocaban señales para indicar el oficio de los artesanos. 

 

  • Alumbrado. Habrían sido las antorchas o piras ubicadas en centros ceremoniales, posadas, palacios y templos ceremoniales. Aparte de eso, los ciudadanos más acaudalados salían de noche con sirvientes que les iluminaban el camino con antorchas. 

En las ciudades medievales existían varios edificios con campañas de llamas y antorchas de aceites para iluminar las entradas. 

 

  • Áreas públicas. Éstas provienen de los ágoras griegos, donde la población se reunía para comprar bienes, ver teatro de calle, escuchar a los oradores o enterarse de las noticias más importantes del mundo helénico. 

Esto avanzó hasta las ciudades medievales, donde casi todas las plazoletas estaban decoradas con la cruz cristiana. Y los baños también adquirieron un carácter de mobiliario urbano, pues se ubicaban en casetas desmontables que podían viajar de ciudad en ciudad. 

Los espacios públicos empezaron a disfrutarse más durante el Renacimiento. Las plazas y calles eran centros de actividades religiosas, políticas, cívicas y culturales. Para eso se instalaron diversos elementos urbanos que no eran tan comunes: escaleras, fuentes, balaustradas, pavimento, monumentos, relojes, jardines y bardas.

 

Época industrial

El gran salto al uso de mobiliario urbano en toda la ciudad sucedió en el siglo XVIII. El alumbrado público consistía de lámparas iluminadas con velas. Después surgieron las luminarias de aceite, y posteriormente las que funcionaban con gas. 

Pero sí hubo retrocesos: las primeras ciudades industriales sufrieron grandes crecimientos, debido a la migración del campo a las urbes. Eso degradó los espacios públicos hasta que, a finales del siglo XIXI, muchas capitales iniciaron una renovación de sus infraestructuras. 

Empezaron con alumbrado eléctrico, en ciudades como Viena, Madrid, La Haya, Málaga, Múnich, Copenhague, Estocolmo, Bremen, Roma, Turín y la Ciudad de México. Ahí también se transformó el concepto de comodidad urbana. La idea era crear confort: funcionalidad, resistencia y ergonomía

El auge del confort llegó en el siglo XX, pues la escuela La Bauhaus ligó las artes con los procesos de producción para crear piezas bellas y útiles, a escala industrial. Esto eventualmente creó la tendencia de hacer mobiliarios al servicio de las necesidades actuales, que al mismo tiempo mantenga su vigencia estética. 

Todo esto se formó para crear el mobiliario urbano actual, que facilita la interacción humana con la ciudad. Sentarse en una banca, caminar por calles bien iluminadas, esperar el camión o desechar la basura en un bote cercano son cosas en las que no reflexionamos, pero siempre necesitamos

Ya lo tienes. El mobiliario urbano embellece las ciudades y nos dejan disfrutar de ella, al cumplir con ciertas normas estéticas, ergonómicas y de producción. Si los frecuentas, recuerda el viaje que estos objetos han hecho para mejorar tu comodidad. 

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